La Naturaleza de la Iniciación...


Debemos estar en guardia de no poner demasiado énfasis en el asunto de la iniciación, ya que esto podría conducir fácilmente a un excesivo interés personal. El hombre debe trabajar hacia la iniciación y no para la iniciación. La iniciación como tal nunca debe ser por lo tanto el objetivo del discípulo – él debe trabajar, debe disciplinarse, y debe estudiar para equiparse mentalmente lo mejor que pueda para convertirse en un eficaz instrumento en manos de los Maestros para servir a la humanidad. Con este esfuerzo y servicio, el discípulo adquirirá automáticamente experiencia, conocimiento, expansión de conciencia, y finalmente sabiduría, produciéndole una estatura espiritual proporcionada. Para propósitos descriptivos, las diversas etapas secuenciales de desarrollo espiritual son llamadas 'iniciaciones'.

Cada iniciación sucesiva será una indicación de que la llama interna del discípulo está brillando con más luminosidad; esto producirá una unión más íntima, no sólo con sus semejantes, sino con todo lo que vive, con toda la creación de Dios. Producirá una expansión constante de sus horizontes, ampliación de campos de servicio, y por consiguiente una creciente responsabilidad. Adquirirá una visión y conciencia más claras, y una proyección más definida del Plan Divino en la pantalla de la vida, y un mejor concepto de ese pequeño fragmento del Plan del que el iniciado ha asumido su responsabilidad.

Una vez que se ha entrado en la 'corriente de iniciación', pueden ocurrir retrasos temporales y desviaciones, y el proceso sin duda tomará muchas vidas en realizarse, pero no habrá ninguna vuelta atrás, y el hombre continuará adelante hasta que finalmente pueda tocar los pies del Padre.

En esta epopeya de desarrollo la distinción entre el bien y el mal será revelada; se le ofrecerá al discípulo la oportunidad de un completo sacrificio, que debe primero experimentarse antes de otorgarle la perfecta liberación, y antes de que el iniciado se libere de todas las trabas que lo atan a la Tierra. Entonces se concederá al iniciado completa Sabiduría, y se le entregará la llave de acceso a Todo Conocimiento, que se pondrá a su disposición gradualmente. Según va entrando en estados de conciencia más elevados, y teniendo expansiones que le conducen a la visión de un nuevo horizonte tras otro, se le revelarán poco a poco todos los misterios ocultos del sistema solar.

La evolución del espíritu humano es un proceso de expiación progresivo. Al principio es la unificación gradual de la personalidad con el alma, seguida posteriormente por la expiación con la Mónada, el Padre. Cada proceso de fusión debe, sin embargo, ir precedido por una combustión o destrucción de la parte que había estado separando los cuerpos; esta combustión de todas las barreras es efectuada por el fuego espiritual interno. Antes de entrar en el Sendero de Iniciación tendrá que evaluarse cuidadosamente el coste, porque esta entrada exigirá un reajuste total de valores, y cada paso hacia adelante, cada movimiento de un plano de actividad al plano superior siguiente, exigirá el sacrificio voluntario de todo lo que es querido al corazón en ese plano.

Las expansiones de conciencia vendrán con el transcurso del tiempo a cada individuo según las leyes de la naturaleza, pero en este proceso debe distinguirse entre expansiones de conocimiento y expansiones de sabiduría. El conocimiento acumulado sólo puede transmutarse en sabiduría y así conducir a la iniciación, si tal conocimiento se busca conscientemente, si se aplica en la vida con sacrificio desinteresado, y si se utiliza voluntariamente en beneficio de los demás, y se aplica inteligentemente en la realización del Plan.

Con cada nueva expansión de conciencia, se revelarán nuevas revelaciones a la visión del iniciado, se evocarán nuevos poderes internos, y se reconocerán nuevos campos de servicio – y todo esto por supuesto va acompañado del correspondiente aumento de responsabilidad. El efecto de la iniciación es permitir al hombre vivir como alma y convertirse progresivamente en un distribuidor de energía divina hacia su destino planeado.

El Maestro nunca informa directamente al discípulo acerca de la etapa alcanzada en su avance espiritual. Esto es algo que cada discípulo debe determinar por sí mismo, y depende de él averiguar cuál es la próxima iniciación que tiene por delante y para la cual debe prepararse. Esto lo podrá establecer mediante el estudio cuidadoso de sus circunstancias y un reconocimiento de las pruebas y experiencias a las que está sometido.

Desde finales del pasado siglo (XIX) ha habido un marcado cambio en el acercamiento a la iniciación. Mientras que previamente se enfocaba la iniciación principalmente desde el ángulo emocional, ahora se pone el énfasis en los aspectos mentales y de servicio, así como en una clara comprensión de lo que implica la iniciación. El discípulo debe comprender que está siendo preparado para convertirse en un mago blanco, o en otras palabras cómo trabajar con la energía, y cómo puede aplicarse la energía creativa y dinámica de acuerdo con el Plan jerárquico para manifestar el Propósito Divino en el mundo material. Mientras avanza a lo largo del Camino Iluminado, nuevas fuerzas y energías, de las que previamente no era consciente, se pondrán en manos del iniciado, y él debe progresivamente aprender a aplicarlas para el cumplimiento del Plan.

Durante eones el alma ha estado adquiriendo experiencia en los tres mundos, pero principalmente en un sentido pasivo y sin desempeñar un papel activo en el desarrollo de la personalidad. La iniciación es, sin embargo, una indicación del grado en el que el alma ha podido invertir este papel, y está ahora consiguiendo prevalecer por encima de la personalidad y manifestar su verdadera naturaleza y carácter.

La capacidad del discípulo de reconocer las diferentes "luces" que se encuentran a lo largo del Sendero de Luz es una indicación de su preparación para la iniciación. El grado de expansión de la Luz dentro de su ser dependerá de su desarrollo, y determinará la claridad de la revelación de lo que hasta ahora permanecía oculto y que ahora formará la base para su próximo paso hacia su objetivo. Cada iniciación sumergirá al iniciado en una luz más brillante, sojuzgando así la luz previamente adquirida.


PREPARÁNDOSE PARA LA INCIACIÓN


La vida del probacionista y del discípulo prepara al individuo para el Sendero de Iniciación. Marca esa fase en el desarrollo del hombre en que comienza a colaborar deliberada y conscientemente con las fuerzas evolutivas, y trabaja en la reconstrucción y fortalecimiento de su carácter. Es consciente de algunos de sus defectos y sistemáticamente intenta rectificar aquello que le falta, cultivar buenas cualidades y poner a la personalidad coordinada bajo el control del alma.

En tiempos pasados el entrenamiento de discípulos tenía lugar normalmente bajo la instrucción directa de un discípulo avanzado o 'Guru'. Este entrenamiento era en gran parte de una naturaleza mística. Con las cambiantes condiciones del mundo y particularmente con el rápido aumento de la inteligencia de las mazas, especialmente en las razas occidentales, el discípulo está consiguiendo hoy una mejor comprensión mental de los principios subyacentes de la vida y, con la literatura disponible, está en posición de hacer un progreso esotérico considerable mediante el auto-estudio.

Un equipo mental mejorado, sin embargo, también tiene como resultado la obtención de los valores del discipulado, y por eso los Maestros ahora exigen cualidades superiores a las exigidas anteriormente.

Los estudiantes interesados en el campo del esoterismo descubrirán que de algún modo – a menudo aparentemente de forma inexplicable, o 'por casualidad' – llegará a sus manos justo el libro apropiado. Esta manipulación de condiciones normalmente es el trabajo de ayudantes invisibles del 'otro lado' – discípulos avanzados en los niveles etéricos que son designados por el Maestro para ayudar a discípulos más jóvenes que se esfuerzan bajo las dificultades físicas. En lo que a esto se refiere, sin embargo, debe recordarse que el alma es, y siempre será, el soporte principal del hombre y la guía principal en relación con todas las decisiones y actitudes acerca de los aspectos espirituales del ser o la calidad de vida. Pero hay también muchos otros aspectos que afectan las condiciones y circunstancias medioambientales del discípulo, sobre los que el alma no tiene ningún control directo, y donde este 'ayudante invisible' puede ser de inestimable ayuda. Este guía a menudo sin darnos cuenta contribuye a allanar todo tipo de dificultades externas, y en muchos casos es el factor que se oculta detrás de la escena y que es responsable de esos sucesos que frecuentemente pasamos un poco por alto y que llamamos nuestra 'buena suerte'. Las personas que creen en su buena suerte son por lo general quienes colaboran con sus ayudantes de una manera positiva, mientras que los 'desafortunados' normalmente tienen un enfoque negativo y por consiguiente hacen las cosas difíciles para sus guías y para sí mismos.

Pero volviendo al tema de los estudios esotéricos, el estudiante dedicado descubrirá que de alguna forma u otra siempre puede adquirir la literatura que necesita para su etapa particular de desarrollo. Puede, además, estar seguro de que si sus genuinas necesidades espirituales llegaran a exceder el alcance de la literatura a su disposición, entonces el Maestro intervendrá y de algún modo sus requisitos serán satisfechos. Ningún discípulo, bajo cualquiera circunstancias que su 'destino' lo haya puesto, pasa inadvertido, y cuando a través del propio esfuerzo su luz interior comienza a llamar la atención, su Maestro le facilitará los medios por los que se guiará a lo largo del Sendero de Iniciación.

Aunque puede encontrarse que el estudiante ocasional por alguna razón está trabajando solo, hay algo que atrae mutuamente a los estudiantes esotéricos, existe la tendencia de que los estudiantes se unan a alguna escuela esotérica o algún grupo local que sea compatible y donde el individuo siente que está 'afiliado'.

Siempre debe recordarse que el Maestro no está en primer lugar interesado en el desarrollo personal del discípulo, sino que ve a su alumno como un canal potencial a través del cual las energías jerárquicas pueden transmitirse a la humanidad. Mientras el discípulo progresa, ésta debe también ser cada vez más su actitud personal hacia la evolución e iniciación espiritual – no tanto cómo fomentar su beneficio personal, sino más bien cómo mejorarse a sí mismo para llegar a ser un servidor más eficaz.


LA INCIACIÓN GRUPAL



La entrada en la Era de Acuario está marcada por la tendencia general hacia la síntesis, la agrupación de intereses, la colaboración en todas las esferas, y el alejamiento de las actitudes separatistas que frecuentemente caracterizaron las relaciones humanas en el pasado. Esta tendencia también encuentra su expresión respecto a la iniciación.

Ya se han tratado algunos aspectos principales del trabajo grupal, y por consiguiente bastará señalar que estos principios también son aplicables al entrenamiento de iniciados. Mientras que en eras anteriores se destacaba el entrenamiento individual y la admisión del iniciado en solitario, la Jerarquía ahora ha adoptado una política de admisión grupal. Los Maestros se han visto forzados a cambiar de actitud debido al rápido aumento del número de candidatos a la iniciación, y porque muchos más se esperan en los años venideros.

En el futuro la iniciación será por consiguiente un esfuerzo colectivo. Ésta se basará en el principio de que a través de la estrecha colaboración, la lealtad, la interdependencia y la comprensión amorosa, se crearán grupos unidos que se consagrarán al servicio de la humanidad. La idea es que entonces estos discípulos puedan unidamente estar ante el Iniciador, y que puedan unidamente entrar en su nueva esfera de conciencia y actividades, y que ellos asuman sus nuevos campos de servicio como grupos unidos.

Como se podría esperar, estos esfuerzos iniciales no funcionan todavía muy bien y según el plan. El hombre no es aún lo bastante imparcial a las expectativas futuras, ya que el discípulo medio todavía tiene que superar algunos de sus rasgos egoístas inherentes antes de que pueda adaptarse a este nuevo acercamiento a la iniciación. El principio general del esfuerzo grupal en varios terrenos está, sin embargo, penetrando rápidamente la mente humana, y con los nuevos cambios que ahora se están efectuando por mejorar las relaciones humanas, no debería pasar mucho tiempo antes de que la iniciación pueda funcionar más satisfactoriamente.

En realidad el alma, que forma parte de ese grupo más grande sintetizado en el Alma Una, tiene ya en su propia naturaleza conciencia grupal y no tiene ninguna ambición individual, no está interesada en ningún aspecto de la personalidad. Es el alma la que es iniciada. La Primera Iniciación es ese proceso en que el hombre espiritual dentro de la personalidad se hace consciente de sí mismo como alma, de la dualidad de la existencia de la personalidad, y que esta entidad subjetiva interior tiene sus propios poderes, relaciones y destino. En el momento en que el individuo es aunque sea ligeramente o sólo periódicamente consciente de esto, su conciencia grupal también se despierta. Cada nuevo paso a lo largo del Sendero de Iniciación acentúa este reconocimiento de grupo y facilitará la actividad e iniciación grupal.

Mientras tanto cada discípulo debe hacer todo lo posible para adaptarse suprimiendo las inclinaciones individualistas y asegurándose de que está contribuyendo con su parte para que este nuevo sistema grupal sea un éxito.

Aunque en general los discípulos no son todavía conscientes de él, ya pertenecen a un grupo de almas constituido en los niveles etéricos. Una de las razones de que tantos grupos fracasen en los niveles físicos es porque sus miembros han sido reunidos al azar y a menudo resultan ser incompatibles, que inevitablemente conduce a enfrentamientos entre personalidades. Tales grupos son por consiguiente artificiales, y no reunirán los requisitos esotéricos. Para el entrenamiento real del iniciado el discípulo debe encontrar el grupo al que pertenece subjetivamente, y cuando esté listo para este trabajo, será guiado hacia su grupo espiritual, pero se dejará que su propio sentido de afinidad reconozca a sus 'almas gemelas' (las almas de su grupo) y los miembros de su grupo.

Como en el caso del grupo de cualquier Maestro (ashrama), estos grupos de entrenamiento consistirán en miembros de varios niveles de desarrollo, y todos ellos seguramente no se prepararán simultáneamente para la misma iniciación.

Puede esperarse que los pseudo-grupos de entrenamiento surgirán aquí y allá bajo el mando de líderes egoístas o completamente engañados que podrían proclamarse incluso como Maestros. Estos falsos maestros pueden temporalmente atraer la atención del público general y quizás incluso de nuevos principiantes, pero pocos discípulos verdaderos se sentirán atraídos hacia ellos o serán embaucados o impresionados por sus argumentos locuaces. Se verá que en la mayoría de los casos estos grupos están motivados comercialmente, con este único factor debería ser suficiente para poner en guardia al auténtico aspirante.


El Iniciado


El aumento del número de iniciados en la Tierra debe considerarse como una de las primeras indicaciones de la exteriorización gradual de la Jerarquía, y por consiguiente como una preparación para ese periodo en que los Perfectos pasearán por la Tierra de nuevo en presencia física y en contacto directo consciente con el hombre. Mientras tanto estos iniciados sirven como eslabones de conexión, transmitiendo los deseos y energías de la Jerarquía a la humanidad. Cada iniciado, según su desarrollo y capacidades, sirve como un centro más o menos grande de luz y poder para el grupo o comunidad para el que él consciente o inconscientemente ha asumido la responsabilidad.

El iniciado debe estar siempre preparado para mostrar la sensibilidad necesaria para registrar y reconocer las impresiones dirigidas para su recepción. Debe estar listo para traducir estas comunicaciones y bajarlas a la Tierra con la mínima distorsión. Cada revelación adicional no debe considerarse más que como un paso adelante dirigido al desarrollo de la conciencia humana. Este flujo constante de conceptos nuevos y reemplazados se proporciona para asegurar la evolución regular y sistemática de la humanidad y, si son correctamente interceptados, transmitidos e interpretados, satisfarán cualquier necesidad. El iniciado debe prepararse para abandonar inmediatamente todo lo que parece ser fútil, superfluo, o inadecuado a las necesidades del hombre, y para utilizar el poder del cual está dotado para superar y disipar aquello que ha servido a su propósito, se ha cristalizado, y está obstruyendo el progreso del hombre a lo largo del Sendero y no está de acuerdo con las prescripciones del Plan. En contraste con la vaga e incierta actitud del místico idealista, el iniciado debe prepararse para cumplir los deberes prácticos y decisivos del esoterista, tanto en los niveles subjetivos como en el de las diarias necesidades humanas.

El verdadero iniciado nunca hará ninguna proclama pública acerca de su estado. Tales afirmaciones de los no cualificados ya han causado mucho daño y sólo conduce a la pérdida de la confianza pública, sembrando la desconfianza de la creencia del hombre en muchos aspectos del trabajo esotérico y de los mundos subjetivos en general. Incluso dentro de la relativa privacidad de los grupos esotéricos, cualquier afirmación acerca del estado espiritual sólo conducirá a la competencia, los celos y la crítica de aquellos que todavía se encuentran en los peldaños inferiores de la escalera. ¿Y qué importancia tienen el estado y títulos mundanos? Todo lo que importa es la calidad del servicio y trabajo producidos por el iniciado, y esto es lo que realmente determinará su estado espiritual. Es su actividad en la vida, la verdad y la llamada intuitiva de sus palabras y enseñanzas los que reflejarán su verdadero estado interno.

La humildad es por consiguiente un atributo del verdadero iniciado, pero al mismo tiempo esta humildad debe estar basada firmemente en los hechos, en la visión y la necesidad de las circunstancias. El iniciado debe tener por lo tanto un sentido correcto de la proporción, un punto de vista equilibrado, una actitud desapasionada e impersonal, y por último discriminación o la habilidad de reconocer y sinceramente considerar los pros y los contras de cada situación.

Enfocando constantemente su conciencia en el mundo subjetivo del pensamiento, y no estando ya ocupado predominantemente en el mundo de las percepciones exteriores, el iniciado, el buscador espiritual, llega a la realización de que el mundo del espíritu es en realidad el mundo de significados, y el único mundo de realidad para la humanidad. Se convierte en su tarea ayudar a establecer el reconocimiento de este concepto en la conciencia de la raza.

El término 'iniciado' realmente se refiere al Alma. El iniciado por lo tanto estaba, y aún está, presente en cada ser humano. Visto desde este punto de vista el iniciado no es por consiguiente el producto del proceso evolutivo, sino su causa subyacente o fundamental.


LA PRIMERA INCIACIÓN - El Nacimiento del Iniciado



Durante eones de tiempo y durante el curso de innumerables encarnaciones, el alma ha vuelto una y otra vez a la existencia humana, para adquirir toda posible experiencia que la vida en el mundo físico podría ofrecer, hasta que por fin llega la fase en que decide entrar en el Sendero de Retorno, que le conduce de vuelta a la Casa del Padre.

Esta decisión hecha por el alma está marcada por el hombre que vuelve la espalda a las actividades exclusivamente humanas, y toma los primeros pasos vacilantes hacia el reino súper-humano o espiritual que es esotéricamente conocido como la Primera Iniciación. Es la entrada a la quinta fase de la evolución, la fase espiritual, siendo las primeras cuatro la mineral, vegetal, animal y humana.

La Primera Iniciación es la fase cuando el alma está adquiriendo un grado considerable de control sobre el vehículo físico, y cuando varias formas de exceso, como la gula, la bebida y el libertinaje, ya no se les permite completa influencia y están bajo control voluntario y consciente, y son disciplinados por los dictados del alma. Esto significa que el puente entre las mentes superior e inferior está firmemente establecido y que la obediencia de la carne está siendo cada vez más automática.

Se encontrarán muchas fases de progreso durante esta primera etapa en el Sendero de Iniciación, y es evidente que al principio el joven iniciado probablemente sucumbirá periódicamente a los apetitos y tentaciones. Por esta razón el Sendero de la Primera Iniciación es tan largo y tedioso – es una contienda siempre difícil, y se caracteriza por las muchas recaídas y desilusiones, está lleno de sufrimiento, y normalmente se extiende durante varias vidas. Lo importante es que el hombre ha llegado a la fase donde sus defectos son reconocidos por él mismo, y cuando muestra la voluntad para combatir y superar estos defectos e imperfecciones.

Por otro lado, ya que el discípulo es consciente de los requisitos del recto Sendero, cualquier fallo o desviación de este Sendero será más severamente juzgado y penalizado que en el caso de haberse equivocado por ignorancia – el conocimiento trae responsabilidad.

No se pueden establecer reglas para el desarrollo de los individuos que han encontrado el Sendero, porque cada hombre sigue su propia norma según los Rayos que influyen en su vida y determinan su carácter en las circunstancias dispuestas por el destino. El principal interés de los aspirantes, sin embargo, se centra en la autodisciplina y en limitar los fallos en el control de la naturaleza física, adquiriendo así paso a paso dominio sobre el cuerpo sensual. Este dominio sobre del cuerpo astral es esencial, porque no puede alcanzarse la Segunda Iniciación hasta que las emociones estén bajo control. Durante la Primera Iniciación el objetivo principal es por consiguiente el sometimiento de todas las formas de deseo, pero cuando el hombre ha estado alimentando y satisfaciendo estos deseos egoístas en sus muchas vidas durante los últimos milenios, es comprensible que estas inclinaciones no van a ser suprimidas y superadas fácilmente, y que este proceso sólo se logrará laboriosamente, abarcando probablemente varias encarnaciones.

A estos primeros pasos provisionales en el Sendero de Retorno a veces se les describe simbólicamente como el "Nacimiento del Cristo Interno", e implica haber logrado ciertos valores mínimos en el correcto vivir, el pensamiento y la conducta. El germen de este Cristo Interno, el Alma, siempre ha estado presente pero permanecía latente, y ahora sólo está empezando a manifestar su presencia.

Un gran número de aspirantes por todo el mundo ya han tomado la Primera Iniciación, en la presente vida o en alguna vida anterior. La conciencia Crística se hace evidente con la vivencia de los principios espirituales, la intensidad de la aspiración, la inclinación al auto-sacrificio, y una naturaleza amorosa. Estos hombres y mujeres por lo tanto están sinceramente avanzando por el Camino, aunque todavía pueden necesitarse varias vidas antes de que se refleje un progreso notable.

Es lógico que ningún Maestro aceptará a un candidato como discípulo hasta que muestre claramente que el espíritu Crístico ha nacido en él. Tal persona todavía tendrá muchos defectos, lo que es algo normal y esperado, de lo contrario él ya estaría ocupando una posición más alta en la escalera de la iniciación. El Maestro por consiguiente no se preocupa por los fracasos ocasionales – lo que él busca es que existan motivos e intenciones correctos, y si éstos son apoyados por un laborioso esfuerzo.

La mayoría de quienes manifiestan la presencia del espíritu Crístico ni siquiera son conscientes de la existencia de las enseñanzas esotéricas, y algunos incluso pueden ser ignorantes de las enseñanzas del Cristo. Éstos no son por consiguiente criterios que determinan la entrada en el Sendero del Espíritu. Lo que cuenta es el contenido del corazón, la consiguiente disciplina de vida, y la motivación consciente con la que el hombre se esfuerza hacia su objetivo espiritual, no importa con qué nombre pueda identificarse este objetivo.

Durante la Primera Iniciación el aspirante debe obtener el control sobre su vida emocional y el único medio para efectuar esto es desarrollando un enfoque mental más fuerte, permitiendo así que la mente reemplace a las emociones.

El hecho de que cientos de miles de hombres y mujeres de todo el mundo, y de todas las naciones y razas y de todas las esferas de la vida, ya han tomado, o se están preparando para la Primera Iniciación, es demostrado por la reorientación espiritual mundial, por el interés manifestado en todas partes en el bienestar humano, la perseverancia manifestada en la búsqueda de la Luz, y por el anhelo y deseo entre las personas corrientes por una verdadera paz, basada en la buena voluntad y las correctas relaciones humanas. Incluso la inestable condición de la juventud del mundo debe verse principalmente como una causa del despertar espiritual y una búsqueda de más Luz. Ocurre lo mismo con la revuelta manifestada por todas partes contra las formas de religión cristalizadas, dogmáticas e incluso materialistas. Las personas están buscando una religión que sea vital, adaptable a la conciencia en desarrollo, y profundamente espiritual, en lugar de las frases rancias, las palabras trilladas, y los rituales y ceremonias que en gran parte se han quedado vacíos y sin significado.

Muy pocos aspirantes que han alcanzado su Primera Iniciación son conscientes de ello, o comprenden que esotéricamente pueden considerarse como discípulos de los Maestros. Sus actividades de vida, sus ideales, motivos y objetivos, y su actitud de buena voluntad y comprensión amorosa hacia sus semejantes es lo que indica que ellos han alcanzado esta fase. La mayoría de estos individuos, sin embargo, se sorprenderían si se les dijera que ya han alcanzado la Primera Iniciación.

El individuo que ha completado este primer paso – aunque no sea consciente de ello – experimentará grandes cambios en su perspectiva general de la vida, y su actitud hacia sí mismo y los demás seres humanos cambiará radicalmente. Habrá un creciente conocimiento de la dualidad de la existencia – hasta ahora su vida había estado centrada en la personalidad, y caracterizada por esfuerzos egoístas hacia objetivos materiales, pero esto ahora tendrá la oposición cada vez mayor de los impulsos espirituales del alma.

El Tibetano señala que el Séptimo Rayo está ahora en proceso de reemplazar al Sexto Rayo como uno de los principales Rayos de Energía que dispondrá las condiciones mundiales durante la Era de Acuario. Una de las excelentes cualidades de este Séptimo Rayo es que funciona como un agente sintetizador entre el espíritu y la materia. Con respecto a la humanidad, esta característica será reflejada por la fuerte influencia que ejerce la relación del alma con la personalidad, conduciendo así al nacimiento del 'hombre nuevo' cada vez a mayor escala. DK declara que mientras que hoy existen miles de Iniciados de Primer Grado, serán millones en los primeros años del próximo siglo (XXI); nada podrá detener esta actividad, que formará parte de la transformación de la humanidad y el establecimiento de un nuevo orden mundial, con su cambio radical en abordar las relaciones humanas, conduciendo finalmente a un mundo mejor y la paz en la Tierra.


LA SEGUNDA Y TERCERA INCIACIÓN - El Bautismo y la Transfiguración



La mayoría de los numerosos aspirantes y discípulos que hoy caminan por la faz de la Tierra y que están representados por hombres y mujeres de todas las razas, naciones y países, que se encuentran en cada religión y en cada fase de la vida social y política, ya han alcanzado su Primera Iniciación. Por otro lado, aquellos que además han logrado un control razonable sobre sus cuerpos emocionales, y que por consiguiente pueden considerarse como iniciados de segundo grado, se encuentran en cantidades mucho más pequeñas, mientras que sólo un porcentaje muy pequeño de discípulos ha alcanzado la fase de la Tercera Iniciación.

Después de que los aspirantes han entrado en el Sendero de Retorno y han demostrado la conciencia Crística interna, comienzan a trabajar, en general inconscientemente, para librar a sus personalidades de esa cualidad represiva, común a todos en esa fase – el deseo egoísta. Esta característica censurable que todavía está presente hasta cierto punto en cada discípulo individual, puede encontrar expresión en muchas formas e intensidades diferentes, y abarca muchos defectos de los cuales se aprovechan las fuerzas oscuras para conducir al hombre hacia el mal. El producto de esta vida de deseo se expresa a su vez en el cuerpo astral, y es ahora tarea de cada alma individual obtener el dominio sobre estos numerosos aspectos de la vida de deseo, y así finalmente calmar las aguas turbulentas de las emociones.

Otro preludio a la Segunda Iniciación, y resultado directo del sumergimiento de las emociones, es que el iniciado está libre en gran parte del espejismo – esos espejismos que hasta esta fase han resultado ser un impedimento de progreso y han causado tanto sufrimiento innecesario. El agente más eficaz para este propósito es la energía de la mente que debe dirigirse de forma consistente hacia las aguas turbulentas y brumas del cuerpo astral. A través de la luz del alma la mente puede iluminarse, sirviendo así para disipar los espejismos astrales.

Durante las últimas fases del periodo de la Primera Iniciación, el discípulo sufre a menudo los dolores emocionales más intensos de toda su existencia. Esto puede considerarse quizás como los últimos esfuerzos desesperados del cuerpo astral por retener su dominio, y se manifiesta por la confusión interna y la incertidumbre, auto-discriminación, descontento subjetivo profundo, y un intenso anhelo de ser liberado de esas limitaciones emocionales.

Como recompensa por la perseverancia a través de todas estas pruebas y contratiempos, estas tormentosas experiencias astrales serán finalmente superadas y desembarcarán al discípulo en el mundo relativamente tranquilo de las realidades, libre de perturbaciones emocionales, y comprendiendo sólo ahora el significado del verdadero amor espiritual por toda la creación.

La Segunda Iniciación debe considerarse por lo tanto como un hito importante en el Sendero, y una vez que este obstáculo ha sido salvado, el progreso del iniciado debería, hablando relativamente, tomar mucho menos tiempo, aunque seguirá siendo difícil y minucioso y exigirá todo lo que el iniciado tiene que ofrecer.

Con el control del elemental astral, el cuerpo emocional debe volverse puro y límpido, perdiendo su influencia la naturaleza inferior. Se sentirá un nuevo impulso de aspiración y un anhelo de servir, amar y demostrar buena voluntad hacia todos, y esta expresión debe producir inevitablemente un rápido desarrollo. Por eso a menudo esta Iniciación y la Tercera pueden suceder en la misma vida.

El dominio sobre las fuerzas emocionales indica la liberación del alma de su prisión astral. De ahora en adelante el alma podrá utilizar el cuerpo astral moldeando el deseo y la emoción para adecuarse al propósito espiritual. Con la disolución de la influencia del cuerpo astral, la intuición, homóloga superior de la aspiración, puede empezar a desempeñar un papel activo en las decisiones futuras y conducta de vida del discípulo.

Debido a las muchas facetas a través de las cuales el deseo puede manifestarse, y que deben mantenerse bajo control, por lo general se interpondrán varias vidas entre la Primera y la Segunda Iniciación – un largo periodo de luchas y fatigas para superar los deseos y emociones del cuerpo astral. Una vez alcanzada la Segunda Iniciación, sin embargo, el progreso hacia la Tercera debe ser relativamente rápido, siguiéndole la Cuarta posiblemente en la misma vida, o sino en la siguiente.


TRANSFIGURACIÓN...



Con el dominio del deseo y la vida emocional que conduce a la Segunda Iniciación, con el emerger del espíritu de altruismo, y el impulso de sacrificarse, de dar, y de compartir, la oportunidad de servir se revelará al candidato. Se le dará una visión de esa parte de la necesidad del mundo y del Plan a la que él pueda contribuir con su pequeña parte, con las capacidades a su disposición y en las circunstancias bajo las que está funcionando. Si esta oportunidad es reconocida y se reacciona fielmente, este trabajo puede proporcionar ese control mental que todavía falta en el carácter del discípulo para prepararlo para la Tercera Iniciación.

Control mental significa que se ha adquirido la capacidad para manipular la materia mental, que incluye las leyes de construcción del pensamiento creativo. Para la Tercera Iniciación el discípulo debe tener también un profundo conocimiento teórico y práctico de la naturaleza de los mundos materiales, y de las leyes que gobiernan su propia naturaleza inferior.

El periodo intermedio entre la Segunda y la Tercera Iniciación se caracteriza normalmente por un intenso sufrimiento, provocado por los factores del espejismo y la ilusión que no han sido todavía completamente eliminados y que implican al discípulo en situaciones que de momento lo dejan desconcertado. Mientras tanto el frustrado candidato, bajo la guía correcta y con determinación espiritual, se esfuerza hacia adelante persistentemente pero todavía anda a tientas en la oscuridad; él tiene la ventaja de disponer de una mente lógica y comprensiva, pero aún solamente obtiene inspiración espiritual intermitentemente. Los continuos esfuerzos y sus crecientes poderes de la mente, sin embargo, lo llevan al éxito, consiguiendo controlar las emociones con más eficacia.

Al principio el alma hace sentir su presencia sólo periódicamente, pero esta influencia aumentará progresivamente enfocando la luz del alma en el sendero del discípulo. Esto puede frecuentemente añadir complicaciones a la vida del hombre, pero finalmente proporcionará el control necesario para efectuar la liberación del alma. Es esta liberación la que abre los portales a la Tercera Iniciación.

Para la Jerarquía, las primeras dos iniciaciones reconocidas por los esoteristas al describir el desarrollo espiritual del hombre son simplemente etapas preliminares o preparatorias. Lo que el hombre conoce como la Tercera Iniciación, para ellos (la Jerarquía) es considerada como la Primera Iniciación Mayor, porque es en esta etapa cuando el discípulo realmente es 'transfigurado' y entra conscientemente en el reino espiritual. Marca la fase en que el alma obtiene el control sobre el vehículo mental que, junto con los cuerpos físico y emocional, constituyen la 'personalidad'. Significa que por primera vez el alma tiene entonces completo control de la personalidad, y que la personalidad y el alma se unen y fusionan en una sola unidad – el ser infundido de alma. Para el hombre esta es la consumación de su vida, y para el alma significa la liberación.

Para el alma esta liberación significa que de aquí en adelante ya no responderá más a las bajas vibraciones de los tres mundos, que en el pasado eran transmitidas por la personalidad. El alma llega al reconocimiento de que en el futuro servirá solamente como enlace, un centro invocativo y evocativo vibrante entre la Jerarquía y la Humanidad – hasta que en la Cuarta Iniciación es absorbida finalmente en la Tríada Espiritual.

Con la transfiguración toda la personalidad infundida de alma es inundada de luz, que ahora por primera vez llega directamente desde la Mónada, que puede ahora derramar sus energías divinas dentro de este canal recientemente preparado. La transfiguración de la personalidad la libera de las atracciones seductoras de los tres mundos inferiores, y se vuelve exclusivamente un agente del alma. El iniciado irrevocablemente entra ahora en el Reino de Dios, y así sirve a la Jerarquía como otro punto de anclaje en la Tierra, proporcionando otro canal para transmitir las energías divinas en los tres mundos del esfuerzo humano.

El vehículo físico cambia a una consistencia y cualidad totalmente diferentes, y todos sus aspectos sirven ahora exclusivamente a los propósitos del alma; ya no está sujeto incluso a las leyes de la salud que se aplican a los cuerpos inferiores del ser humano medio. Lo que solía ser la 'personalidad' ahora se ha convertido solamente en un instrumento práctico para servir a los propósitos del alma, sin los deseos personales, la ambición, y los poderes del pensamiento. Es sólo una envoltura física vivificada por el alma, pero todavía perfectamente adaptada a las circunstancias y al rol que tiene que desempeñar para llevar a cabo las actividades de servicio entre los hombres como han sido planeadas por el alma.

Cuando se alcanza esta fase, la conciencia del discípulo también se libera completamente y puede funcionar libremente dentro o fuera de la forma, según los requerimientos del Plan. El iniciado puede ahora pasar a voluntad con plena conciencia a los mundos superiores, dejando a los mundos inferiores muy atrás. Lo espiritual y lo material se han fusionado en uno, abriendo el camino a una unión todavía más superior con la Mónada que conducirá a la completa emancipación de los tres mundos. La 'vía de escape' se convierte ahora en la 'vía del diario vivir', y todo el dolor es serenamente transcendido, con el resultado de que ni el placer ni el dolor mantienen ninguna influencia sobre el discípulo.

Hablando esotéricamente la 'Transfiguración' también indica la definitiva 'separación de los caminos' entre el mago blanco y el mago negro. Para sus propósitos egoístas y ambiciosos el 'hermano de la oscuridad' puede en gran parte simular los requisitos del control físico y emocional necesarios para las primeras dos iniciaciones, pero su intención malvada no puede tolerar y sobrevivir a la atmósfera verdaderamente espiritual que será engendrada en el momento de la transfiguración por la Voluntad amorosa de Dios, que emana de la Mónada. El 'hermano negro' nunca podrá por consiguiente penetrar los recintos de la Tercera Iniciación.


LA CUARTA Y QUINTA INCIACIÓN - Renunciación y Revelación...



Después de que el alma ha asumido toda la responsabilidad de la 'personalidad transfigurada', viene un periodo de entrenamiento intensivo y una cantidad increíble de conocimiento es absorbido y acumulado rápidamente. El iniciado debe aprender ahora a comprender a fondo las leyes de los tres planos inferiores, y cómo manejarlas inteligentemente para fomentar el esquema jerárquico de evolución. Debe estar versado en los tecnicismos esotéricos, y tiene que desarrollar una cuarta visión dimensional. Él no está sólo trabajando constantemente en expandir su naturaleza espiritual, sino que simultáneamente está aprendiendo a dirigir las actividades de los devas constructores.

Con la Cuarta Iniciación el iniciado se enfrenta por fin cara a cara con su propia Mónada, su "Padre en Cielo", que hasta ahora sólo había sido conocida como la Entidad espiritual que inspiraba el alma. Como resultado de este contacto directo entre la Mónada y la personalidad infundida de alma, las funciones de ese vago concepto, el Alma, que durante eones ha servido como intermediario entre la Mónada y su instrumento de manifestación en los tres mundos inferiores, se vuelve ahora redundante. El alma es por consiguiente absorbida por la Mónada y desaparece como entidad separada, y en su lugar no hay nada excepto la energía de Amor-Sabiduría, y la Voluntad Divina dinámica dirigida por la Mónada.

El Iniciado de Cuarto Grado por consiguiente es controlado directamente por su Mónada, por medio del 'Puente de Luz' (el Antahkarana). Todo el tiempo que el iniciado tiene que funcionar o aparecer en los tres mundos de los hombres, hace uso de una 'personalidad' que para el hombre corriente tendrá una apariencia absolutamente normal. El aspecto forma de la existencia no es ya, sin embargo, necesario como medio para adquirir experiencia; de ahora en adelante sólo servirá como una máscara exterior a través de la cual el iniciado o el Maestro puede trabajar discretamente entre los hombres para realizar su propósito espiritual. Esta personalidad o cuerpo de expresión no será por lo tanto el producto de la procreación física, sino que será auto-creado por la Voluntad y el Propósito enfocados de la Mónada, y no estará así sujeto a las leyes normales de la naturaleza.

Este cuerpo de manifestación no limitará al iniciado de forma alguna o lo mantendrá prisionero; por medio de la Voluntad aplicada puede en cualquier momento y según lo requieran las circunstancias 'disolverse' o hacer que se desvanezca ante la visión humana; puede radicalmente cambiarse su apariencia exterior, o puede trasladarse en el acto de una parte a otra del mundo.

Con la Gran Renunciación todo lo que solía encadenar al discípulo al mundo material es abandonado para que las energías y poderes que el iniciado controla puedan aplicarse en beneficio del conjunto de la humanidad. Él está ahora dominado por la energía de la voluntad-al-bien. Todavía es consciente de las experiencias obtenidas de sus numerosas encarnaciones físicas, pero ha desechado todo lo que es insignificante, reteniendo sólo la esencia que se ha transmutado en sabiduría. Como destilación purificada del pasado, su destino ahora se enfrenta a nuevos reinos de experiencia y aventuras espirituales, que lo llevarán de la evolución humana a la Evolución Espiritual y finalmente a la elección de uno de los Siete Senderos Cósmicos.


Iniciación de Revelación...



Según las normas humanas, el hombre ha alcanzado la perfección cuando está preparado para la Quinta Iniciación. Esto también marca el momento cuando el iniciado ha adquirido suficiente sabiduría, amor y espiritualidad para ser admitido en las filas reconocidas de los Maestros de Sabiduría.

La Iniciación de la Revelación pondrá en manos del iniciado el poder para manejar la Luz como el portador de Vida para todo en los tres mundos; será también revelado a su visión el próximo paso a dar en el Camino de la Evolución Superior. El Camino es entonces revelado a él con una luz totalmente nueva, y significa por consiguiente la verdadera salida del iniciado de la tumba de la oscuridad del ser material, y la entrada al mundo de la Realidad y del Ser Espiritual que está más allá de todo lo que el hombre hasta ahora ha sentido o conocido.

Éstos son por supuesto reinos del pensamiento y del ser que están todavía más allá de la concepción y comprensión humanas, y estas representaciones sólo se expresan brevemente para perfeccionar la descripción que se ha esbozado hasta ahora. Se comprende que para el hombre de la calle estos pensamientos del Tibetano sólo serán tonterías absurdas, o el más comprensivo podría considerarlos como ¡fantasías caprichosas de un soñador extravagante!


Los Siete Senderos Cósmicos...


Como se ha señalado antes, el Sendero de Evolución es interminable. Cuando desde el punto de vista humano se ha alcanzado la liberación después de la Quinta Iniciación, se revelarán al iniciado nuevos reinos de expansión. Los reinos a ser hollados incluirán finalmente toda la esfera cósmica, y son divididos en Siete Senderos Cósmicos de Evolución, cada Sendero es determinado por uno de los Siete Rayos Cósmicos de Energía.

Cada iniciado tiene la libre decisión para seguir cualquier Sendero que elija, pero la probabilidad es que, como resultado de la Ley de Atracción, la elección del iniciado estará fuertemente influenciada por su vibración, inducida por su Rayo Monádico. Algunos de estos Senderos pueden mantener al iniciado vinculado a la Jerarquía y al servicio en la Tierra por muchos eones en el futuro, aunque otros pueden conducir a mayores actividades planetarias dentro de nuestro sistema solar, o incluso a actividades extra-planetarias o cósmicas. La última decisión acerca del Sendero a seguir debe hacerse a la consumación de la Sexta Iniciación – la Iniciación de la Decisión. Después de esta decisión no habrá ninguna vuelta atrás.

* Bridges - Ancient Wisdom Revealed, Aart Jurriaanse - Bridges Publising, Germany 2001


por Aart Jurrianse